miércoles, 13 de diciembre de 2017

El canalla sentimental (Jaime Bayly)



Lectura #95

"Organizo mi vida, mis trabajos, mis asuntos familiares, mis precarios compromisos de toda índole, alrededor de una idea capital, no negociable, que es el pilar de mi supervivencia: debo dormir por lo menos ocho horas y mejor si son diez"

La editorial Planeta publicó en el 2008 como parte su colección Booket Logista una nueva novela del  famosos peruano Jaime Bayly: "El canalla sentimental".

Con una portada que evidencia las lágrimas de cocodrilo, Jaime Bayly con su fiel estilo autobiográfico y con una prosa sencilla, ágil, a ratos chispeantes y que no cansa, construye una novela de 416 páginas que más parece una serie de relatos anecdóticos muy humorísticos teniendo como protagonista a su alter ego Jaime Baylys, escritor y presentador de televisión muy conocido, divorciado, padres de dos hijas y declarado bisexual.

Baylys tiene novio y es argentino, su nombre: Martín. Sí, puede decirse que el nombre es una feliz coincidencia con el Martín protagonista de la novela "Mi amado míster B." del argentino Luis Corbacho.

Baylys es un ser bastante peculiar, según él padece de frío crónico por lo que siempre duerme con muchas medias y poleras encima; vive en Miami, pero ama Buenos Aires. Viaja constantemente a las tierras gauchas y a su ciudad natal para estar con sus hijas cada mes, porque él las adora  pero ellas van creciendo y cada vez soportan menos su personalidad caprichosa y egosita. Ama a Martín, su novio con quien llevan 6 años de relación, pero también ama su soledad y nadie podrá interferir en sus esfuerzos titánicos para dormir todas las horas que sean necesarias para amanecer con un humor estable, al menos diez horas; adicto confeso a los ansiolíticos y antidepresivos, pasajero frecuente de aviones que lo van matando porque su vida social se reduce a conversar con los extraños pasajeros que se cruza en aeropuertos y aviones. Presentador de televisión cuya legión de fans son mujeres que superan la tercera edad y algunas octagenarias que se han hecho sus amigas y que lo esperan a que termine el programa para tomarse con él fotos imaginarias porque no llevan cámara ni tienen smartphones ni tampoco hay alguien más quien pueda tomar la foto pero igual todos posan mirando a la nada por unos segundos. Amante de las mujeres bellas, con quienes tiene ocasionalmente encuentros amorosos furtivos. De espíritu contradictorio y autodestruction, tiene la vida económica resuelta y por eso puede hacer lo que le plazca.  Su vida cotidiana es pacífica a ratos caótica pero con frecuencia un tanto absurda y bastante cómica.

Nuevamente, Bayly consigue una novela que te engancha de principio a fin. 

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