miércoles, 30 de septiembre de 2015

El cocodrilo (Fedor Dostoievski)

Ansioso por leer algo más corto que alguna obra de Ken Follet, encontré un libro llamado "Cuentos Rusos". Una serendipia fue encontrar a Fedor Dostoievski como autor del primer cuento.

Lectura # 61

Esta es la portada del libro digital que tengo

"La minuciosa burocracia, exaltada satíricamente, es el tema esencial de la inconclusa fantasía de El cocodrilo. El ambiente es de sueño y está a punto de caer en la pesadilla, pero no se hunde en sus repetidos abismos gracias al tono de humorismo y a lo deleznable y trivial de los protagonistas" (Jorge Luis Borges sobre El cocodrilo)
Cuentos Rusos, es una colección de tres cuentos o lecturas fantásticas, como reza en la portada del libro, dirigido por Jorge Luis Borges. (Me siento avergonzado de no haber leído nada aún de este famoso escritor argentino, espero hacerlo en el futuro). Es él, con suma autoridad en el dominio de la narrativa breve, quien ha prologado la obra mentada.

El cocodrilo, es un cuento del escritor ruso Fedor Dostoievski publicado en 1865 (un año después de publicarse su Memorias del subsuelo y un año antes de publicarse su Crimen y Castigo).

Una de las portadas del famoso cuento. Vemos a Fedor junto a sus personajes contemplando al monstruo.
"Eran las doce y media del trece de enero del presenta año de mil ochocientos sesenta y cinco cuando Elena Ivánovna, esposa de Iván Matvéich, erudito amigo mío, colega y algo pariente, aunque lejano, manifestó el deseo de ir a ver el cocodrilo exhibido en el Pasaje por un módico precio de entrada" (fragmento del Capítulo I)
Con cuatro capítulos y noventa y cuatro páginas, y narrado en primera persona, Fedor Dostoievski despliega toda su inventiva sarcástica a lo largo de este fantástico relato. Es curioso y no deja de sorprender que el autor haya creado una obra tan mordaz y humorística sobre la sociedad de su tiempo tomando en consideración que este cuento está flanqueado temporalmente por Memorias del subsuelo y Crimen y Castigo. No cabe duda de la gigantesca capacidad del autor de desvelar "los pecados" de su época magistralmente en sus novelas densas y de tono dramático. Con El cocodrilo, el autor utiliza el recurso humorístico para cumplir el mismo fin. Y vaya que ha mostrado mucho brillo.

Antes de leer El doble (1846), no hubiera imaginado leer en Dostoievski una obra extremadamente sarcástica. Sin embargo en esta obra precedente ya hubo expuesto sus recursos en forma brillante. Un humor que es heredado del genio de Nikolai Gogol, recordemos su Por qué se pelearon los dos Ivanes (1835). Un humor absurdo, con mucha sorna, pero también kafkiano como un sempiterno problema sin solución.

Leer El cocodrilo me ha encantado. Y lo recomiendo totalmente.

Iván Matvéich es tragado por el cocodrilo.


Dejo algunas frases picantes de los personajes:

- ¡Vea usted adónde conduce el progreso! (Timoféi Semiónich)
- Y es que la gente excesivamente ilustrada se mete en todas partes: primordialmente, allí donde nadie la llama. (Timoféi Semiónich)
- La culpa la tiene él. ¿Quién le metió en el cocodrilo? (Timoféi Semiónich)
- Además, el cocodrilo es propiedad privada y, por consiguiente, aquí entra en acción el principio económico. Y el principio económico es lo primero de todo. (Timoféi Semiónich)
- Datos dice usted; pero, es que estamos abrumados de datos y no sabemos qué hacer con ellos. (Timoféi Semiónich)
- Plenamente imbuido de grandes ideas, solo ahora que dispongo de tiempo puedo soñar con mejorar el destino de toda la Humanidad. (Iván Matvéich)
- Ahora lo desmentiré todo y seré un nuevo Fourier. (Iván Matvéich)
- En la estructura humana, es distinto: cuanto más vacía está una cabeza humana, por ejemplo, menos ansías experimenta de llenarse. (Iván Matvéich)
- Todas las grandes ideas, así como la orientación de nuestros periódicos y nuestras revistas, se les han ocurrido, evidentemente, a personas tumbadas a la bartola. (Iván Matvéich)
- Desde dentro de un cocodrilo parece que lo ve todo uno mejor. (Iván Matvéich).

martes, 15 de septiembre de 2015

Jerarquía de cornudos (Charles Fourier)

Cojo este tipo de libros para evidenciar la intrepidez y mordacidad que tienen algunos autores de vilipendiar a la sociedad de su tiempo...

Lectura # 60

"Es aquel que hace bromas sobre sus colegas y los juzga imbéciles que bien merecen lo que les ha pasado. Quienes lo escuchan se miran sonriendo y le aplican tácitamente el versículo del Evangelio: ves la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio" (6. El cornudo burlón)
Pues bien. Jerarquía de cornudos (Hiérarchie du cocuage, en su idioma original), es un pequeño libro de ciento doce páginas, escrito por el francés Charles Fourier y publicado por vez primera en 1837. La traducción al español está a cargo de Premia editora y además el libro contiene ilustraciones picantes a cargo de Franz von Bayros. La obra cuenta también con un INTROITUS a cargo de A. Popof.

Lo puede conseguir, como ya es mi hábito, en su versión electrónica. Pese a su corta extensión, el libro es, dicho en pocas palabras, una larga lista de "tipos" de cornudos, ¡Más de setenta tipos!, cada uno acompañado de una breve pero concisa descripción relacionada, en la cual se evidencia una sátira muy aguda sobre estos personajillos de la sociedad de entonces y, ¿cómo no? de la actual. Es pues, un pequeño diccionario temático XD

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Sobre el autor:
(tomado de Wikipedia)



François Marie Charles Fourier (Besanzón, 7 de abril de 1772 – París, 10 de octubre de 1837) fue un socialista francés de la primera parte del siglo XIX y uno de los padres del cooperativismo. Fourier fue un mordaz crítico de la economía y el capitalismo de su época. Adversario de la industrialización, de la civilización urbana, del liberalismo y de la familia basada en el matrimonio y la monogamia. El carácter jovial con que Fourier hace algunas de sus críticas hace de él uno de los grandes satíricos de todos los tiempos.

Propuso la creación de unas unidades de producción y consumo, las falanges o falansterios basadas en un cooperativismo integral y autosuficiente así como en la libre persecución de lo que llamaba pasiones individuales y de su desarrollo; lo cual construiría un estado que llamaba armonía. En esta forma anticipa la línea de socialismo libertario dentro del movimiento socialista pero también líneas críticas de la moral burguesa y patriarcal basadas en la familia nuclear y en la moralidad cristiana restrictiva del deseo y el placer y por ende en parte al psicoanálisis. Así pues, el siglo XX encontró interés en las perspectivas libertarias de cuasi-hedonismo como las de Herbert Marcuse y su freudomarxismo, o las de André Breton, líder del movimiento surrealista. Asimismo usó en 1837 la palabra féminisme; y ya en 1808 argumentaba abiertamente en favor de la igualdad de género entre hombres y mujeres. Seguidores de sus ideas establecieron comunidades intencionales como La Reunión en Texas, Estados Unidos, y La Falange Norteamericana, en Nueva Jersey, Estados Unidos, a mediados del siglo XIX.

Obras principales

Théorie des quatre movements (Teoría de los cuatro movimientos) (1808), Fourier divide toda la historia anterior en cuatro fases: salvajismo, barbarie, patriarcado y civilización. Coincidiendo esta última fase con el capitalismo burgués del siglo XIX y cuyo origen remonta Fourier al siglo XVI y de la que llegaría a afirmar que este "orden civilizado eleva a una forma compleja, ambigua, equívoca e hipócrita todos aquellos vicios que la barbarie practicaba en medio de la mayor sencillez". También afirma en esa obra que "En la civilización, la pobreza brota de la misma abundancia".
Traité de l'association doméstique-agricole (Tratado de asociación doméstica y agrícola) (1822).
Le nouveau monde industriel et societaire (1829).
Random anniversaire" (1833).
La fausse industrie (1835-1836).
Las trompetas de Burón (1837-2002)
Existe además una obra que no llegó a llevar a la imprenta Le nouveau monde amoureux (aunque editada muy póstumamente, en 1967). En esta se describía un estado de la sociedad en que las pasiones de unos individuos se combinarían con las de los otros, con lo cual dejarían de ser perversiones. En esta sociedad sería abolido el comercio, cáncer de la economía y causa del despilfarro y el parasitismo. El consumo se reduciría espontáneamente a lo esencial; la industria se reorientaría; el trabajo se organizaría en pequeñas comunidades y se distribuiría sobre la base de las aptitudes y deseos individuales. No resulta difícil entender por qué Marx y Engels, en el Manifiesto del Partido Comunista situaron a Fourier entre los socialistas utópicos.